Los Comentarios al Libro de la Ley

escrito por Aleister Crowley

traducción y notas al pie por Yemeth
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2.28.- ¡Ahora, una maldición sobre Porque y su familia!

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La gran Maldición pronunciada por los Supernales contra los Inferiores que se levantan contra ellos.
Nuestras facultades de raciocinio son las trampas del Laberinto en el que todos estamos atrapados. Cf. Liber LXV, v.59.

Nuevo Comentario

Esto va contra estos intelectuales antes mencionados. No hay "normas de Derecho". La ética es una tontería. Cada estrella debe seguir su órbita. Al diablo con los "Principios morales"; no existe tal cosa; eso es un engaño para el rebaño, y convierte a los hombres en ganado. No escuches en los periódicos la explicación racional sobre lo Correcto que es Todo.
Además, podemos considerar que "Porque" implica la idea de causalidad y, por tanto, de dualidad. Si la causa y el efecto son realmente inseparables, como deben serlo por definición, es una mera torpeza considerarlos como separados; son dos aspectos de una sola idea, concebidos como consecutivos en aras de una (aparente) conveniencia, o para el propósito general antes indicado de entender y expresarnos en términos finitos.
De hecho es superficial la objeción obvia a este pasaje de que el propio Libro de la Ley está lleno de frases que implican causalidad. Nadie niega que la causalidad sea una categoría de la mente, un tipo de condicionante del pensamiento que, si no es del todo una necesidad teórica, es sin embargo inevitable en la práctica. La idea misma de cualquier relación entre dos cosas cualquiera aparece como causal. Incluso si la declarásemos causal, nuestra mente seguiría insistiendo en que la causalidad misma es el efecto de alguna causa. Nuestra experiencia diaria nos hace sentir esta convicción; y la excelencia mental de un hombre parece ser medible casi por completo en términos de la fuerza y la profundidad de su apreciación de la misma como el alma de la estructura del Universo. Es la espina dorsal de la Ciencia que ha vertebrado el Conocimiento humano por encima del viscoso molusco cuyo principio era la Fe.
No debemos suponer ni por un instante que el Libro de la Ley se oponga a la razón. Por el contrario, su propia pretensión de autoridad reposa sobre la razón, y sobre nada más. Desprecia las artes del orador. Hace de la razón el autócrata de la mente. Pero ese mismo hecho subraya que la mente debe ocuparse de sus propios asuntos. No debe transgredir sus límites. Debe ser una máquina perfecta, un aparato para representar el universo para su amo con precisión e imparcialidad. El Ser, su Voluntad y su Aprehensión, deben estar completamente fuera de ella. Sus peculiaridades individuales son sus imperfecciones. Si nos identificamos con nuestros pensamientos o con nuestros instintos corporales, estamos evidentemente abocados a participar de su parcialidad. Nos convertimos en elementos de la interacción de nuestras propias ilusiones.
En los siguientes versos encontraremos la aplicación práctica de este teorema.
Notas al pie


1 - N.del E.: “Y los que leyeron el libro y debatieron sobre él pasaron a la tierra desolada de las Palabras Estériles”, en el capítulo V del Liber LXV.