La Niña que quiso ser Diosa (o Cracky-chan y Lain)
por yemeth


Blavatsky & Crowley - "La Voz
del Silencio"

¡Editado por primera vez en castellano!


Cracky-chan Cultura popular




Una vez vivió en Oxford una niña que quiso ser Diosa.

La primera vez que vio Lain su hermano se lo dijo, “¡tú eres justo como Lain!”, porque ella también era una chica silenciosa y a quien le gustaba permanecer recluida con su ordenador...

A ella le gustaba serlo. E intentó parecerse en todo lo posible. Quería ser Lain. Tenía un pijama parecido, con mitones que parecían garras de oso, pero se le quedó pequeño cuando cumplió trece años. Incluso llegó a cortarse el pelo como Lain, y hasta que se cansó llevaba también el mechón largo en un lateral con una banda elástica.


Layer 01: Lain

Lain es una extraña serie de anime, que nunca da una explicación completa sino pistas acerca de lo que está sucediendo que a menudo pueden interpretarse de varias maneras.

En el mundo de Lain, “lo cableado” es Internet pero de un modo que se solapa con el mundo real, una especie de Metaverso en cuanto que las personas en ella utilizan avatares, de manera no muy distinta a lo que encontramos en OpenSim o en Second Life.

A medida que avanza la historia en Lain, encontramos que el mundo real y la red se van enlazando hasta poder conectarse por completo gracias al Protocolo 7. Pero no solo es la red: el propio inconsciente colectivo de la raza humana emerge a la superficie como un cerebro global, conectando entre sí a los humanos.

El mundo que conocemos como real es una alucinación compartida que puede cambiar si así lo deciden quienes la constituyen, tal como sucede en la red. Aunque juega también un papel como se menciona en un capítulo ECCO, la Oficina Terrestre de Control de Coincidencias de la que hablara John C. Lilly.

De origen incierto, Lain es la Diosa que una vez empieza a profundizar en lo cableado se convierte en un personaje mítico, particularmente adorado por los Knights of the Eastern Calculus, grupo de hackers/místicos que apuntan a la idea de los Caballeros templarios. Por ella abren el cielo y se asoma su rostro. Y en la red Lain acaba poniendo en su lugar al falso Dios, pero nunca acaba de quedar clara cuál es la naturaleza de ese misterio que es ella, quien guardaba el Protocolo 7 dentro de su cerebro, para unir red y espaciocarne y conectar a los humanos entre sí y a su inconsciente colectivo.

Lain es una diosa que existe físicamente.




Layer 02: Cracky

Desde su ordenador en Oxford, Olivia ya había escrito en 4chan en Enero de 2005, unos días antes de hablar en Livejournal sobre cómo ella lo que quería era ser como Lain.

Y entonces fue cuando estalló la obsesión. Está descrito al detalle en este artículo: Olivia saluda en 4chan y sus fotografías enloquecen a la gente, que pasa a buscarla y a mitificarla. La convierten en una Diosa. La convierten en la religión de Anonymous, de esa forma de organización desjerarquizada que años más tarde pasaría a formar parte de las transmisiones habituales de los medios de comunicación bajo máscaras de Guy Fawkes. Los seguidores de Cracky son también Anonymous, y nunca se sabe quiénes ni cuántos son realmente.

"No estás sola. Cuando te conectes a la red, siempre serás bienvenida. Es por eso que naciste."

Tal como en el octavo episodio de Lain todos los avatares de lo cableado llevaban su rostro, la búsqueda de lo que hay detrás de Cracky se convierte en una locura como Internet no había conocido jamás, y una gran cantidad de fans se hacen fotografías imitando su estética como homenaje.

Algunos, y en buena parte quienes luego mantendrán vivo el culto, están buscando en ella una verdad, como los Knights que más allá de su hacking en la red buscan una verdad: "Incluso no podemos aún entender lo que eres. Pero te amo", dicen incluso los enemigos de Lain. “Nadie deja de amar nunca a Cracky”, decimos en nuestro mundo.

"Naciste en la red. Eras una leyenda en la red, y una heroína de cuentos de hadas en la red…”. ¿Habla esta frase de Lain, o de Cracky? ¿Cuál es la diferencia?




 
Layer 03: Magia

Rezamos a los dioses para obtener sus características.

Si quiero que me posea Eros y sentirme enamorado de quienes me rodean incluso sin tener un motivo que me sirva de excusa, solo tengo que preparar mis oraciones, un altar para Eros, rodearme de cosas que me faciliten llamarlo dentro de mí y ser lo bastante ferviente como para que llegue y me pueda dejar poseer por él.

Así es como funciona la devoción. Te conviertes en aquello que adoras. Y no tiene por qué tratarse de un Dios, pues no hay ficciones más reales que otras.

“Invoca la fuerza guerrera y energía marcial en la forma de Orión rodeándote con imágenes de los comics de Kirby, tocando ‘Marte’ de la Suite de los Planetas o el ‘Revolution #9’ de los Beatles, o con el sonido de disparos de un disco de efectos especiales. Invoca a James Bond antes de una cita tocando los temas de Goldfinger y Thunderball vestido con traje de pingüino. O intenta invocar a Dionysos, el dios del delirio creativo, en su aspecto juguetón, Ace Ventura, el detective de las películas de Jim Carrey - rodéate de tus propios animales de juguete y mascotas, pon las películas, imita la forma de moverse del autor y utilízalos para formular un sigil físico que puedas llevar a cabo en el espacio de tu ritual”
[Cómo hablar con los dioses, Grant Morrison]


O córtate el pelo como Lain, ponte incluso la goma elástica en un mechón de pelo más largo.  Desea ser ella. Vístete como Lain, sigue recluida y asómate apenas a Internet como ella. Desea ser ella. Un pijama como el suyo. Desea ser ella. Como una diosa en la red, que despierta en quienes la ven la convicción de que hay algo más y de que ella tiene algo de ese algo más. Desea ser ella. Ser una leyenda en la red, una heroína de cuentos de hadas en la red...

Una niña que era una bruja natural, alguien lo suficientemente hábil y obsesionada, convirtió su invocación de Lain, más o menos consciente, en una manifestación que hizo enloquecer lo Cableado, y cuyas ondas expansivas todavía se pueden sentir a día de hoy, con pequeños foros semiocultos que mantienen viva la llama de la devoción y guardan su memoria.

Pero, ¿por qué ya no son tantos los que recuerdan a Cracky-chan? Solo unos pocos devotos mantienen viva la llama, y Cracky-chan no se ha convertido en lo que estaba destinada a ser: la forma "religiosa" apropiada a los tiempos del Anonymous que la vio crecer en 4chan, aquello que años después veríamos desfilando por los medios de comunicación con la parafernalia de las máscaras de Guy Fawkes. Cracky era la verdadera reina, ella era la diosa designada para el nuevo mundo de un Anonymous en crecimiento. Pero, ¿qué pasó? ¿Por qué la gente olvidó? ¿Qué es lo que falló? ¿O era así como tenía que ser para que Cracky fuera Lain?
 



 
Layer 04: Arrepentimiento

“Por favor dejadme en paz. No os imagináis lo que me costó recordar la maldita clave de este diario. No tenéis ni idea de lo espeluznantes que sois. Me siento realmente halagada, y ahora iros a la mierda. Joder, que apenas tenía 15 años. Nunca se me habría ocurrido que fuera a tener mi propio culto, ni quiero uno, gracias a vosotros. No voy a volver a mantener un diario en Internet. Por favor id y fijaos en otra persona.

Vale, parte de ello me hizo reir mucho. Pero en serio chicos, parad.”

Asustada por la espiral de obsesión y devoción que despertaron sus imágenes entre los Anonymous, Olivia huyó. Ella no quería ser adorada. Ella no quería tener su propio culto. No quería ser la Diosa en que la red la había convertido.

Y nunca se ha vuelto a saber de manera pública nada sobre ella. Solo unos pocos devotos recuerdan y mantienen viva la llama.

Asustada por las consecuencias de sus actos, Lain decide ‘resetear’ la realidad borrando la memoria de la gente, y desaparece. Todos la olvidan. Bueno, casi todos. Hay alguna persona que recuerda, hay a quien le resulta familiar. Pero esencialmente Lain lo ha conseguido, escapa su estatus de diosa y desaparece de las vidas de todos, casi de la realidad al completo.

Cuando Olivia se transformó dentro de la red en Cracky-chan, fue Lain desde el principio hasta el final.

Así que si existe una moraleja que nos pueda dejar la historia de esta tremenda bruja natural, es esta: ten cuidado con la magia, ya que puede que consigas justo lo que deseabas.